top of page

Gilda Garza: el arte como poder, belleza y causa

Actualizado: 6 nov

En el universo del arte contemporáneo, hay nombres que resuenan más allá de las galerías, que logran trascender el lienzo para convertirse en movimiento, inspiración y propósito. Gilda Garza es uno de ellos.

ree

Artista, empresaria y filántropa, esta creadora mexicana ha sabido construir una trayectoria que combina talento, visión y una profunda vocación por el impacto social.


Nacida en Torreón, Coahuila, Gilda creció rodeada de color, historias y sensibilidad. “El arte siempre estuvo en mi vida”, nos cuenta con una sonrisa que ilumina el relato. “Mi madre y mi abuela paterna me enseñaron que crear era una forma de agradecer la vida, de conectarte con algo más grande que tú”. Ese legado se convirtió en el cimiento de una carrera que hoy cruza fronteras.


Una artista con sello propio


El estilo de Gilda Garza es inconfundible: la fuerza cromática, la energía simbólica y la feminidad poderosa son parte esencial de su lenguaje plástico. Inspirada por el simbolismo del austriaco Gustav Klimt y la libertad del arte moderno de Pablo Picasso, Gilda reinterpreta íconos culturales y cartas de la baraja mexicana con una mirada contemporánea, vibrante y espiritual.


“Me atraen los símbolos que cuentan historias universales —explica—. Cada carta tiene una energía, un mensaje. Me gusta pensar que mi obra puede recordarle a la gente su propio poder interior”.


Esa visión ha llevado su trabajo a escenarios internacionales: desde Art Basel en Miami, donde participa desde 2016, hasta la Murano Gallery en Venecia, Italia, donde sus piezas se transforman en deslumbrantes esculturas de vidrio. También su arte ha iluminado Rodeo Drive, en Beverly Hills, uno de los corredores más icónicos del mundo, con su propuesta colorida y audaz.


El arte que transforma


Pero más allá del brillo del reconocimiento, Gilda Garza ha hecho del arte una herramienta de transformación social. Su compromiso con causas humanitarias la ha llevado a donar las ganancias de su obra a instituciones que apoyan a mujeres y niños en situación vulnerable.


“Pintar me da libertad —comenta—, pero ayudar a otros me da sentido. Creo profundamente que el arte tiene el poder de sanar y de abrir caminos.”


Esa convicción la llevó a integrarse a la World Woman Foundation, una organización global sin fines de lucro dedicada a empoderar a mujeres a través de la mentoría y el liderazgo, con una meta ambiciosa: asesorar a un millón de mujeres para 2030.


Como miembro de su mesa directiva, Gilda no solo aporta su experiencia, sino también su generosidad. En un gesto que capturó la atención internacional, donó 1,200,000 pesos a la fundación, producto de la venta de una de sus obras inspiradas en el presidente estadounidense Donald Trump.


“Cada obra tiene su propósito —reflexiona—. Esa pieza me permitió convertir el arte en acción, y eso me llena de orgullo.”


Su labor altruista le valió una invitación especial a la Casa Blanca, en Washington, D.C., donde fue reconocida por su contribución humanitaria. “Fue un momento muy simbólico. Estar ahí, representando a México, me recordó que las mujeres latinoamericanas podemos ocupar cualquier espacio si lo hacemos con pasión y propósito.”



El arte como puente entre mundos



Garza no se detiene. Además de sus exposiciones en México, Estados Unidos, Londres e Italia, su obra ha trascendido el formato del lienzo para fusionarse con la moda. En colaboración con el diseñador Roberto Cavalli, sus creaciones se han impreso en prendas de alta costura, dando lugar a piezas únicas que borran las fronteras entre la pintura y el diseño.


“El arte no tiene que quedarse en una pared —afirma—. Puede caminar contigo, puede acompañarte. Cuando una mujer viste una pieza intervenida con mi arte, quiero que sienta que lleva consigo fuerza, color y belleza.”


Su visión multidisciplinaria ha abierto un diálogo entre el arte, la moda y la filantropía, demostrando que la creatividad también puede ser un vehículo de empoderamiento.



Inspiración para nuevas generaciones



La historia de Gilda Garza es, sobre todo, una historia de inspiración. Su carrera demuestra que la sensibilidad no está reñida con la determinación, y que el éxito puede construirse desde la autenticidad.


“Siempre les digo a las jóvenes artistas que no esperen el momento perfecto —nos comparte—. El arte es un camino que se construye día a día, con disciplina, con fe y con amor. No se trata solo de pintar bien, sino de tener algo que decirle al mundo.”


Esa voz, la suya, ha resonado en exposiciones internacionales, ferias de arte y campañas solidarias, consolidando a Gilda Garza como una figura que representa la nueva generación de mujeres que lideran con propósito.



Entre el lienzo y la conciencia



En una época donde la imagen domina las pantallas, Gilda Garza invita a mirar más allá, a reconectar con lo esencial. “El arte no es solo estética —dice—. Es una forma de conciencia. Cada trazo tiene una intención, cada color cuenta una historia. Cuando pinto, pienso en la energía que quiero dejar en el mundo.”


Su taller, entre pinceles, pigmentos y bocetos de nuevas obras, es un reflejo de esa dualidad: la artista y la mujer que sueña con un mundo más justo.


Hoy, mientras sus piezas se exhiben en Chicago, Los Ángeles, Londres, Italia y México, Gilda continúa expandiendo su mensaje con la misma pasión que la ha guiado desde sus primeros días.


“Todo lo que soy se lo debo al arte —concluye—. Me ha dado la posibilidad de conocer el mundo, pero, sobre todo, de conocerme a mí misma. Y si algo quiero dejar en esta vida, es la certeza de que la belleza también puede cambiar realidades.”

Comentarios


bottom of page